El Misterioso Frontis de la Legislatura Bonaerense


Por Eduardo M. Sebastianelli. Los habitantes de la ciudad de La Plata, que la han habitado antes del año 1935, habrán podido observar el frontis de la fachada del Palacio Legislativo sobre la avenida 7 entre las 51 y 53, en el tímpano del mismo. Hoy descansa el escudo provincial; pero en ese mismo lugar, sobre las cuatro columnas jónicas que le sirven de basamento, se encontraba desde el día de su inauguración y hasta casi mediados de 1935 una estrella de seis puntas formada por dos triángulos equiláteros invertidos uno del otro, al que la tradición denominó “Sello de Salomón” o “Estrella de David”.

Las creencias populares hacen pensar inmediatamente en un símbolo de la religión judía, pero no es así, ya que dicho símbolo solo fue adoptado públicamente por esta religión con la construcción de la primera sinagoga allá por el año 1900 (sica). Es, que el arquitecto a quien se le encargó los trabajos para ejecutar esta primera sinagoga, se le ocurrió colocar como ornamento en el frente de la misma, este símbolo, que posteriormente fue adoptado e inscripto en todas las que le prosiguieron. ¿Pero entonces, porqué y quienes colocaron este símbolo en el frontis de la legislatura, allá por el año 1885?

La legislatura platense se ejecutó de acuerdo a los planos aportados por los arquitectos Gustavo Hein y Jorge Hagemann, con la dirección del arquitecto Carlos Nordman, contratados en Europa para tal fin. Las obras tuvieron un costo de 5.000.000.- de pesos moneda nacional y las tareas se iniciaron el 29 de mayo de 1883, las que estuvieron a cargo de los empresarios Pleu y Olivari. Todos los nombrados eran masones, algunos iniciados en Europa y otros en nuestro país.

En el Libro “La Legislatura de Buenos Aires”, en la página 39 podemos observar una foto de la fachada mencionada con la siguiente referencia: “Estrella de seis puntas ubicada en el frontis central. Representa un símbolo masón formado por dos triángulos (signo pitagórico de la sabiduría).

Se genera una figura con seis triángulos agrupados armoniosamente alrededor de un hexágono central. Es un hexagrama que reúne los cuatro elementos fundamentales: fuego, agua, tierra y aire. Los judíos adoptaron el símbolo de la estrella de seis puntas, que fue incorporado por el rey David, en la construcción del Templo de Jerusalén.

La historia de la masonería se relaciona íntimamente con la de los gremios de los constructores, especialmente en la edad media. En Inglaterra un documento Francmasónico (Franc: Libre-masón: Albañil Constructor) que data del año 1649, indica que Euclides, maestro de las Siete Ciencias, dictó determinadas reglas a las que debían someterse los arquitectos.”

Esto es una verdad a medias, y es por eso que trataré de explicar más claramente el significado de éste y otros símbolos masónicos que se encontraban y se observan en la foto del frente de la legislatura Bonaerense.

El hexagrama o estrella de seis puntas, formada por dos triángulos equiláteros entrelazados, constituye un símbolo muy familiar para los masones, conocido con el nombre de “Sello de Salomón” o “Signo del Macrocosmos” en contraposición de la estrella de cinco puntas o “pentagrama” o “ Signo del micro cosmos”. El Sello de Salomón es analógicamente el símbolo del Universo; que indudablemente, también representa en este caso, el Mundo que nos rodea (la ciudad y sus habitantes).


En la masonería, los dos triángulos se representan con el color rojo o blanco el de arriba y negro o azul el de abajo, indicando respectivamente dos polaridades (o fuerzas) que se equilibran en el centro y que producen una elevación centrífuga.


El hexagrama expresa muy bien el principio de analogía y correspondencia (no así el de sabiduría como se expresa en la referencia de la foto) formulado en la piedra Roseta: “Lo que está arriba es como lo que está abajo, y lo que está abajo es como lo que está arriba”. Tomando este axioma y analizando el símbolo en el edificio en que se encuentra, se puede traducir de la siguiente manera: “el que se encuentra adentro de este recinto es como el que está afuera, y el que está afuera es como el que está adentro del recinto”.

Es decir, que la representación de los legisladores estaría dada por el triángulo de arriba y el pueblo por el triángulo de abajo, asegurando por el centro del hexágono la verdadera representación entre estos dos mundos, la representación del pueblo por medio de sus gobernantes reunidos dentro del recinto, en otras palabras, “que lo que está dentro puede sentir lo que está afuera”, esta aseveración es de gran importancia para nosotros.

 Representa además la estrella de seis puntas la espiral evolutiva formadora de los mundos desde el estado primitivo hasta la formación de un sistema que coordina la armonía en sus distintas esferas. El triángulo de arriba son los principios, inmanifestados y misteriosos, permanentes y reales, y el triángulo inferior es su reflejo, transitorio: la creación en sus miríadas de seres y formas cambiantes y finitas. En este símbolo estos dos mundos que uno es el reflejo del otro, se encuentran en perfecto equilibrio ya que uno es el reflejo del otro y, en esto, este símbolo es una figuración exacta de la analogía.

Pero este no es solo el único símbolo masónico que se podía observar en el frontis de la legislatura, ya que en el arquitrabe del mismo se pueden ver otros tres de similares características entre ellos y que eran muy utilizados por los masones Activos u Operativos de la edad Media acostumbrados a poner alguna marca o señal de su propia invención, estos símbolos son los que reproducimos aquí y se pueden observar en la referida foto:

Al igual que los pintores que utilizaban un monograma para identificar sus obras, estas marcas se encuentran en las catedrales, iglesias, castillos y otros edificios majestuosos erigidos desde el siglo XII tanto en Alemania, Francia, Inglaterra y Escocia.

 Se componían principalmente de cruces, triángulos y otras figuras geométricas, como las que observamos en la legislatura bonaerense. Algunos modelos que se encuentran diseminados por el mundo en diferentes edificios son de las siguientes formas:
M. Didrom, quién realizó un exhaustivo informe sobre la observación de estas marcas de los albañiles para la “Comisión de las Artes y Monumentos” de París, dice que se puede descubrir en ellas referencias de distintas escuelas o Logias Masónicas. Las divide en dos clases, la de los arquitectos o sobrestantes y la de los hombres comunes que trabajaban la piedra.

Las marcas de los arquitectos consistían siempre en monogramas geométricos, en tanto que la de los obreros de la piedra, utilizaban símbolos tomados de la naturaleza, como llanas, patos, masas, etc. Es decir, que los símbolos o marcas que se encontraban en nuestra legislatura, eran algo más que simples ornamentos, son, claramente emblemas masónicos y bien diferenciados, ya que el primero pertenecía a una escuela o Logia, los otros dos eran de la misma Logia, justamente en referencia a los tres arquitectos a los que se le habían encargado los trabajos y planos.

El Sr. Godwin, de La Sociedad Londinense de Anticuarios opinaba: “que si estas marcas se clasificaran y compararan, podrían ayudar en la localización de la conexión de varias congregaciones de obreros, quienes se unieron y se extendieron por toda Europa y América bajo la denominación de Francmasones”. El Sr. Godwin describe además que estas marcas varían en su longitud de dos a doce pulgadas, a veces formada por una sola línea ligeramente dentada, considerando principalmente en cruces y símbolos masónicos conocidos, emblemas de la trinidad, rectángulos divididos en dos, el doble triángulo, etc. El mismo autor cuenta que en un documento fechado en septiembre de 1844 un constructor de la Catedral de Canterbury, cuenta que él, como todos los que eran masones, tenían sus marcas transmitidas de generación en generación; y que él tenía su marca legada de su padre, quien la había recibido de su abuelo.

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